Mi
historia de vida… lectora
Blanca, pura como la
nieve, ése es el significado de mi nombre: Edurne, el cual mi papá decidió
ponerme al oír la bellísima canción de Joan Manuel Serrat, su compositor
preferido. Mis padres, Jaime Yáñez y Claudia Chávez hace 17 años supieron que
después de haber concebido a Ximena (mi hermana mayor) querían tener a una
segunda hija: Eva Edurne Yáñez Chávez, es decir yo, y dos años más tarde a mi
hermana Irene.
Desde siempre he tenido un carácter muy
débil, supongo es por la figura materna; sin embargo, el valor de enfrentarme a
situaciones difíciles, me ha ayudado a superarlo y de un momento a otro olvido
lo poco fuerte que suele caracterizarme. Por otro lado existe una manera muy
especial de curar, de hacerme sentir plena, me hace feliz chiflar, o más aún
cantar. Tal vez suene molesto, sin sentido, incluso puedo escuchar en mi mente
las palabras de mi papá gritándome “eres un verdadero fastidio”… me gusta
chiflar.
Recuerdo que en tercero de primaria, mis
papás la mañana de un sábado me llevaron con el entrenador Rafael; fue entonces
que la gran aventura comenzó al tocar por primera vez un balón de voleibol, estaba jugando algo que
para mí se convertiría en la pasión más grande de mi vida. Por desgracia, aquél
martes 26 de enero de 2010 practicábamos mi equipo y yo contra el equipo del
Tecnológico de Monterrey un juego de fogueo previo a la Olimpiada de la Copa
Regia que se llevaría a cabo en Monterrey. Entré a rematar y en un salto caí
con la pierna derecha rompiéndome el ligamento cruzado anterior y lastimándome
los meniscos. Ha sido todo un reto, no sólo para mí sino también para todos los
que estuvieron a mí alrededor, superar este pasaje. El pasado 28 de noviembre
me operaron para que, después de haber estado ausente en mi deporte dos años y
medio, pudiera volver a jugar. Espero con ansias a que por fin ese día llegue.
A lo largo de mi formación como estudiante,
he querido estudiar tantas carreras que aún no concibo la crueldad de poder elegir
tan sólo una. No desde siempre me han interesado las ciencias, este sentimiento
apareció por primera vez después de haber cursado en primero de secundaria la
matera de biología con el profesor Neyra. Sus clases me emocionaban, me
incitaban a investigar, a explorar, a siempre querer saber más y más; considero
es la mayor influencia que tuve para adentrarme en el mundo de los científicos.
Actualmente me siento muy confundida, un tano frustrada debido a la
incertidumbre que me da el no saber si la carrera que elegiré será para mí y yo
para ella; me encuentro entre las materias de Psicología principalmente,
Medicina, Biología o, algo muy raro, alguna carrera relacionada con Letras,
aunque sé que éstas se imparten a partir de haber cursado el área de Humanidades
y Artes.
Viajar, es una palabra muy pequeña a
comparación del encanto que me produce. Mis papás no son amantes del turismo,
pero las pocas veces que tengo la oportunidad de conocer otros lugares lo hago
con un disfrute singular. Y precisamente un sueño sería viajar en globo aerostático por las zonas más verdes
del mundo. También confieso que, aunque la adrenalina no es mi mejor compañía,
me encantaría saltar de un avión con paracaídas y sentir el aire golpear mi
cuerpo.
Año tras año, desde que nací, mi familia y
yo asistimos a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en el Centro
Nacional de las Artes en el mes de noviembre; esto debido a que mi papá estudió
en la Facultad de Filosofía y Letras. Él me ha enseñado que hasta lo imposible,
lo que uno jamás podría imaginar, lo hayas en los libros; mi papá es la persona
más inteligente que conozco y que conoceré, lo sabe todo. Ximena, mi hermana
mayor, hace tres años y medio que ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras,
y al igual que mi papá, estudia Letras Hispánicas; me asombra cada día que
llega por las noches de la escuela y me cuenta de qué trataron sus clases, a
recitarme lo que ella opina u otras veces a leerme cuentos. Ellos dos son para
mí de las fuentes de inspiración más significativas.
Siento que no he leído suficiente como para
conocer cuáles son mis libros favoritos; al acabar uno me siento contenta y lo
sumo a mi lista de satisfacciones. Pienso que al leer un libro, éste te cambia,
aunque lo haya hecho casi imperceptible, pero jamás vuelves a ser el mismo; eso
me pasó con Cuentos de Amor de Locura y
de Muerte de Horacio Quiroga, fue especial. A quienes he leído más son a
los escritores del boom, como Julio
Cortázar quien, con el cuento de “Continuidad de los parques”, me divirtió y
jugó conmigo hasta el último instante poniéndome en una situación de tensión y
un asombro con aquel final inesperado.
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