lunes, 20 de agosto de 2012

Aquiles Reyes Ana I.


La historia de mi vida lectora.

Me llamo Ana Aquiles, y para empezar a hacer honor al título de éste texto, tengo que ir por las bases, por la plataforma de mí vida.

Nací en la Ciudad de México en una mañana del 30 de Agosto, hace 17 años. A menudo pienso en la posibilidad de poder recordad lo primero que vimos al salir del vientre de nuestra madre, yo creo que seríamos más observadores de las situaciones, personas y sentimientos; porque el recuerdo, todo ese almacenamiento de antaños momentos nos harían tener presentes nuestra primer sonrisa, al ver hacer gestos cómicos a nuestra abuela, o nuestro primero enojo a la semana de nacido, porque el llanto no llama la suficiente atención de mis padres. Pero no lo recuerdo, no tengo conciencia de si le sonreí a mi padre, la primera vez que nos conocimos, o si lloré en los brazos de mi madre. Mi cerebro apenas comenzaba a almacenar información de ellos, apenas los reconocía como padres.

Tiempo después, a los 3 años, comienza a ser más nítida mi memoria, recuerdo el primer regaño por capricho de un caramelo, o a los 5 años, gritándole eufóricamente a mi hermano en su fiesta de cumpleaños, al momento de la piñata. Considero que mis padres, Paty y Noé, se encargaron de crear valiosos recuerdos en mi memoria, afortunadamente no sólo son bellos recuerdos inéditos, también tengo variedad de amargos y muy desmejorados momentos.

Saber disfrutar de mis peores momentos, y compartir los mejores, me ha hecho realizarme muchas observaciones, he notado mis cambios benévolos, como también los perjudícales. Afortunadamente o quizá para mi desventura, soy muy, como dirían informalmente <<fijada>>, observo, analizo, comparo y ejecuto.

Sin embargo los momentos de inseguridad y desventaja llegan a mí como, las nubes cargadas de agua al Verano, tan comunes que casi me acostumbro del todo, triunfalmente no lo hago y termino entusiasmándome por un motivo… vivir.

Pensamientos derrotados, poco halagüeños al porvenir, que con apremio traen consigo una serie de desafortunadas experiencias. Eso es lo que me pasa en cuanto me porto vulnerable a la debilidad en cuestión a mis defectos.

No obstante considero que en el momento en el que me reto a mí misma a llegar a una meta u objetivo, ni tienen mayor hincapié la desfortuna y ni siquiera me fijo en la inseguridad a la que puedo estar expuesta, puesto que mi enfoque es, la superación.

Tiene mayor popularidad e interés, un conocimiento atractivo culturalmente, que la infinidad de maneras en las que me puedo perder de grandes momentos, sin motivos elocuentes, como el hecho de martirizarme día y noche tratando de superar la inseguridad que siento, o preocuparme por mi apariencia. Trato de hacer mis actividades no por ocio, si no por la búsqueda de un encuentro exterior, un nuevo descubrimiento que me llene y así me de motivos boyantes.

La danza es un arte tan peculiar que moriría bailando, literalmente; al igual que ella la apreciación del arte y crear uno propio, es una experiencia que aún no encuentro las palabras exactas para describir cuanto me desconecta de éste mundo, conectándome así mismo con uno utópico, imaginativo, que en mi mente es muy real.

Me gustaría dedicarle mi tiempo de sol a sombra a las artes, la danza y la pintura. Desafortunadamente muy pocos lo aprecian y mi futuro estaría tentado al fracaso. Sin embargo mi plan es seguir ejecutándolos, puesto que son actividades que me hacen convivir conmigo, y conocerme así mismo. Como complemento al estudio, aunque no vaya relacionado a mis gustos, la carrera que quiero estudiar es Medicina.

Tanto me gusta vivir momentos memorables y emotivos, que compartirlos me entusiasma aún más, y ¿Qué mejor, que ayudar a la gente dándole salud y bienestar?, Recibir ese <<Gracias>> desde el corazón de los pacientes, es casi tan bello como recibir una recompensa, pero me lo imagino aún mejor.

La expectativa de mi vida, es ejecutar ambos gustos, artes y medicina. Siendo un médico artístico, sería muy fuera de lo ordinario, y también raro ante los oídos de muchos, pero tendría una fuente constante imaginativa. Muy probablemente conjugue de otra manera mis gustos con el estudio, puesto que otra de mis pasiones es la escritura, que va ligada a la lectura, si me determino por esta pasión, terminaría estudiando Filosofía y Letras o Letras Hispánicas, no tengo una decisión concreta en éste momento.

Dentro de 10 años, veo una carrera terminada, con su independencia ligada, también me visualizo en un empleo prometedor, aunque no tenga claro si, como médico o escritora.
Arthur Conan Doyle, es uno de los escritores que más han influenciado en mí, no por sus textos, si no por su historia, pues el fue médico escritor, demostrándome que cuando se quiere, se puede. También la filosofa,  Simone Beauvoir ha marcado mi vida, con su sentido de palabra impecable, desde mi punto de vista.

Otro escritor, menos conocido pero no por eso menos interesante es Markus Zusak, que ha dejado huella en mi imaginación, tanto que a menudo relaciono mi vida con sus historias. Por supuesto el dramaturgo de Shakespeare y Miguel de Cervantes y su don excepcional.
Hace poco he leído en una antología otorgada por mi profesora de Literatura Iberoamericana del bachillerato, una cita de Jules Renard, con la cual me he sentido identificada, dice así <<Cuando pienso en todos los libros que me quedan por leer, tengo la certeza de ser todavía feliz>>.

Al tener no sólo metas o sueños afines, si no también libros pendientes por descubrir, crean en mi una infinidad de dudas, las cuales me hacen cuestionar la forma de vida que llevo y la que puedo llegar a vivir.

Siempre he creído que la palabra es la única que puede abrirme camino a un futuro prometedor. Hablando coherentemente, te darás a entender de forma más explícita, incuso la cultura de tus conocimientos te hacen una persona mayormente preparada y con mejores posibilidades.


Concluyendo, no leo por un solo fin, como es el de <<Mi futuro, cultura y conocimiento>>, también lo hago por la sensación que provoca en mí desde el momento en el que las palabras cobran vida en mi cabeza.

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